sábado, 15 de noviembre de 2008

VIENTO DEL ESTE


Según José Miguel de Barandiarán en una etxe (casa) no solo viven los actuales inquilinos, también la habitan los espíritus de los antepasados.
La Tierra es la casa (etxea) de las culturas indígenas. En la Madre Tierra no solo viven los vivos (valga la redundancia), también habitan en ella los espíritus de los antepasados.
El mítico Noah Sealth (Jefe Seattle) de la tribu Dwamish del Nor-Oeste de los Estados Unidos, dejó dicho a mediados del siglo XIX lo siguiente: “Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. El no sabe distinguir entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana, sino su enemiga, y una vez conquistada sigue su camino, dejando atrás la tumba de sus padres sin importarle. Le secuestra la tierra a sus hijos. Tampoco le importa, tanto la tumba de sus padres como el patrimonio de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano, el firmamento, como objetos que se compran, se explotan y se venden como ovejas o piedras de colores. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solo un desierto”...
Para los no-indígenas la tierra no es su casa, no es su etxe... Para un no-indígena la tierra es algo ajeno a su espíritu y a los espíritus de sus antepasados. Cuando los gobernantes de los Estados Unidos de Norte América hablan de las tribus indígenas de Norte América, se sitúan fuera de lo que están nombrando. Esto quiere decir que Estados Unidos está gobernado por no-indígenas. Y como el mundo globalizado está dominado por el poder que ejercen los Estados Unidos, podemos concluir que este planeta está gobernado-dirigido por los no-indígenas estadounidenses. Esto quiere decir que la Madre Tierra está siendo gobernada por unos no-indígenas, cuyos espíritus no se sienten vinculados a la etxe común de la especie humana...

Tal vez esta sea una de las razones que pueden explicar “el modo de vida americano”. Un modo de vida basado en un capitalismo desaforado que fomenta el consumo a toda costa, incluso a costa de las condiciones de habitabilidad de nuestro planeta. Un modo de vida insostenible, que si reprodujera toda la humanidad, requeriría de varios planetas más para poder ser viable.

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