sábado, 15 de noviembre de 2008

VIENTO DEL SUR


Nací en un país gobernado por una dictadura militar de origen fascista, crecí en un país gobernado por un dictador que se hacía llamar “el caudillo” y “el generalísimo”, y mi adolescencia se desarrolló en el caldo de cultivo de ese régimen militarista, que entre otras muchas peculiaridades represivas hacía gala de prohibir el uso y el estudio del euskera...
La realidad es compleja. Y las personas pensamos, en general, con palabras. Con palabras dibujamos el mapa de la realidad que percibimos, sabiendo, en el mejor de los casos, que el dibujo que elaboramos está incompleto. Y cuando utilizamos el mapa para orientarnos, tendemos a confundir el mapa con el territorio...
Dado que la realidad es una elaboración cultural, a veces me pregunto hasta qué punto es posible que el hecho de pensar en una u otra lengua, pueda suponer una u otra forma de percibir la realidad...
Como muchos otros vascos de mi generación sufro una cierta dislexia a la hora de “leer” la realidad que se despliega ante mí. Tengo atrofiada mi capacidad de sentir y de pensar la realidad en mi lengua ancestral. Sí, soy fruto de mi espacio-tiempo...
Pero la atrofia de mi capacidad para percibir y dibujar el mapa de la realidad que se despliega ante mis limitados sentidos, también, y sobre todo, está profundamente condicionada por la hipnosis colectiva en la que vivimos los miembros de la cultura urbano-consumista que controla y dirige el destino de nuestro planeta.

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